BMW M5Imagen: archivo |
Historia del BMW Serie M
Los primeros años 70 constituyeron los albores de una nueva era para BMW: un joven y nuevo Consejo de Administración liderado por Eberhard v. Kuenheim se había propuesto impulsar estratégicamente y perseguir de forma continuada el éxito de la empresa.
Fuente utilizada: http://www.marca.com/
Ello incluía la construcción de un nuevo edificio central -los legendarios Cuatro Cilindros de BMW- así como el establecimiento de una División Deportiva propia e interna de BMW.
Hasta entonces, los BMW 1800ti y 2000ti, toda la Serie 02, habían sido los automóviles de competición más populares, al ganar una carrera tras otra.
Hasta entonces, los BMW 1800ti y 2000ti, toda la Serie 02, habían sido los automóviles de competición más populares, al ganar una carrera tras otra.
Sin embargo, la propia empresa bávara no era capaz de satisfacer más que una fracción de la demanda global, pues la inmensa mayoría de los coches los preparaban, pilotaban y vendían empresas de puesta a punto.
Desde mediados de los años 60, BMW también venía participando en la Fórmula 2 y en los años subsiguientes, apenas hubo ningún equipo que pudiera tomar parte en esta Fórmula con algún éxito sin contar con las mecánicas de altas prestaciones de BMW. Las incontables victorias y los Campeonatos Europeos de BMW dominaban el panorama.
Los primeros modelos de carreras vieron la luz en 1973: un 2002 de 950 kilos, propulsado por un motor tetracilíndrico de dos litros pensado para los rallies, con una potencia máxima de 240 CV, así como un nuevo coupé touring.
Historia del BMW
1973: Primeros modelos de carreras
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La denominación del nuevo modelo era 3.0 CSL: la CS estaba derivado del coupé de serie "normal", mientras que la L quería decir lightweight (ligero). Las puertas, el capó y el portón eran de aluminio, mientras que la caja de cambios de cinco relaciones incorporaba un cárter de magnesio.
El peso total era de 1.092 Kg. Sin embargo, el plato fuerte estaba escondido debajo del capó, un seis cilindros en línea de 3.340 cc con 12 válvulas, inyección y una relación de compresión de 11:1. Potencia máxima: 360 CV.
Las tres bandas de color
No fue sólo el coupé 3.0 CSL lo que acaparó las primeras planas desde el principio: por primera vez, todo un equipo de competición, desde el camión de transporte de los vehículos, hasta la etiqueta de las llaves, incorporaba un mismo diseño.
Se trataba de las tres bandas de color azul, violeta y rojo sobre un fondo blanco reluciente que caracterizan la imagen de BMW Motorsport hasta nuestros días.
Los coupés CSL vestidos con estos colores, que pronto conocería todo el mundo del automovilismo, eran imbatibles.
Los coupés CSL vestidos con estos colores, que pronto conocería todo el mundo del automovilismo, eran imbatibles.
Hans-Joachim Stuck y Chris Amon se alzaron con el Gran Premio de Turismos en Nürburgring, en su primera participación. BMW ganaba la Categoría de Turismos en las 24 Horas de Le Mans. Y Niki Lauda triunfaba en la prueba del Campeonato en Monza.
Aquel coupé de ensueño, el 3.0 CSL, se convertiría en el turismo de mayor éxito de su tiempo, al ganar el Campeonato Europeo seis veces entre 1973 y 1979 y dominar el panorama internacional de los turismos durante casi una década.
Aquel coupé de ensueño, el 3.0 CSL, se convertiría en el turismo de mayor éxito de su tiempo, al ganar el Campeonato Europeo seis veces entre 1973 y 1979 y dominar el panorama internacional de los turismos durante casi una década.
Sin embargo, el BMW 3.0 CSL fue pionero no sólo por su diseño de colores, sino por toda una serie de importantes innovaciones técnicas: en primer lugar, desde 1973 estaba propulsado por el primer motor hexacilíndrico de veinticuatro válvulas de BMW.
En segundo lugar, desde 1974 montaba un prototipo de sistema antibloqueo de frenos, mucho antes de que esta innovación se convirtiera en tecnología de serie en la Serie 7 de BMW. Y al final de su carrera, con la forma de coupé turbo, el 3.0 CSL desarrollaba una potencia máxima de hasta 800 CV.
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1974: Nace la Serie 5 'especial'
Muchos buenos clientes -no sólo pilotos de carreras, sino también entusiastas de BMW en su vida cotidiana- ansiaban un BMW con motor M también en las carreteras normales. De este modo nació en 1974 la primera Serie 5 "especial": el 530, el 533i y el 535i.
De hecho, estos automóviles eran superiores a sus hermanos de serie no sólo desde el punto de vista de sus motores, sino que también la tecnología de sus suspensiones y frenos había recibido la atención especial de los ingenieros de BMW Motor-sport GmbH.
Unas berlinas "normales", que a primera vista podían pasar casi "desapercibidas", se convertían de este modo en los primeros cuatro plazas de altas prestaciones que revolucionarían el mundo del deporte del automovilismo en razón a su sofisticada tecnología.
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1978: BMW M1
El siguiente proyecto que se adueñó de los despachos de BMW Motorsport GmbH fue el primer automóvil de competición no basado en un modelo normal de serie: el M1.
En un principio, este superdeportivo de motor central estaba destinado al Campeonato Silhouette del Grupo 5 de la FIA. Como el requisito mínimo de producción para la homologación en automovilismo era de 400 unidades, aquel M1 ultra bajo de motor central que sólo medía 1,14 metros de altura, salió también como modelo de calle.
De este modo hacía su debut en el mercado el primer automóvil con la famosa letra "M". El precio en 1978 de aquel M1 de 277 CV era exactamente de 100.000 marcos y, sin embargo, la demanda superó con mucho la oferta.
Desde el comienzo, el M1 fue el deportivo de calle más rápido fabricado en Alemania, según medición de una importante publicación especializada: en una prueba realizada en 1979, el M1 alcanzó una velocidad máxima de 264,7 Km/h o 164,1 mph.
"Sólo hay que cambiar de cuarta a quinta a 213 Km/h o 132 mph y seguir acelerando a tope hasta alcanzar la velocidad máxima del coche", afirmaban los probadores de la época.
Paul Rosche fue el principal "culpable" de que BMW decidiera, a comienzos de la década de los 80, demostrar su capacidad también en la cúspide del deporte del motor.
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1980: Entrada en Fórmula 1
Animados por los éxitos sonados del M1 y su excelente imagen, Motorsport GmbH decidió fabricar otro modelo: procedente de la Serie 5 normal, los ingenieros desarrollaron y construyeron en 1980 el M535i, que montaba el motor de seis cilindros y 12 válvulas del 735i. Con una potencia mecánica de 218 CV, este Serie 5 se convirtió rápidamente en el rey de la conducción a tope.Paul Rosche fue el principal "culpable" de que BMW decidiera, a comienzos de la década de los 80, demostrar su capacidad también en la cúspide del deporte del motor.
En abril de 1980, BMW anunciaba oficialmente su entrada en la Fórmula 1 y daba luz verde a los ingenieros de Motorsport GmbH.
para desarrollar la primera motorización de BMW para la Fórmula 1.
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para desarrollar la primera motorización de BMW para la Fórmula 1.
Tomando un motor de cuatro cilindros de sólo 1,5 litros de cilindrada y como base un bloque de serie, el equipo de especialistas que secundaban al "mago" Paul Rosche crearon un motor de Fórmula 1 que desarrollaba la escalofriante cifra de potencia de 800 CV.
El secreto de tan alucinantes prestaciones era la combinación de la tecnología de 16 válvulas con un turbocompresor gestionado por primera vez en la Fórmula 1 mediante Electrónica Digital de Motores.
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1984: El M5 y M 635 CSi
En 1984, Motorsport GmbH volvió a saltar a las primeras páginas, sobre todo entre las publicaciones de los aficionados a los deportivos de altas prestaciones: el alegre seis cilindros en línea y veinticuatro válvulas que inicialmente montaba el M1 hacía ahora su presentación en el coupé M 635 CSi y en el M5.
En concreto, el M5 fabricado artesanalmente en Preussen-strasse se convirtió rápidamente en una leyenda del mundo del automovilismo: el M5 era un auténtico "lobo con piel de cordero" que, con una potencia de 286 CV, casi triplicaba el rendimiento mecánico del 518i.
Si bien a primera vista apenas se podía distinguir un M5 de su hermano de serie, su velocidad máxima de 245 Km/h o 152 mph dejaba a muchos conductores de grandes berlinas y deportivos totalmente estupefactos cuando el M5 conseguía siempre adelantarles, por más que se esforzaran. Nacía así la definición de "Expreso de los Ejecutivos".
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1986: debuta el M3
Tras poner fin a sus actividades en la Fórmula 1, Motorsport GmbH concentró todas sus energías en las competiciones de turismos.
Y en 1986, esta circunstancia condujo al nacimiento del BMW M3, una berlina compacta de dos puertas que representaba para BMW el primer desarrollo en paralelo del modelo de serie y el modelo para competición: la versión de calle, que requería una producción de 5.000 unidades en un año para poder ser reconocido como turismo, se concibió para la competición desde el principio y se adaptó en prácticamente todos sus aspectos a la normativa del Grupo A.
Como las instalaciones de Preussenstrasse no eran capaces de asumir la enorme magnitud de las tareas que ello implicaba, en 1986 Motorsport GmbH se trasladó a su segunda sede en Garching, cerca de Munich. El primer M3 pronto se convirtió en un éxito sobresaliente para BMW en todos los aspectos.
Desde el comienzo mismo, este brillante coche de carreras blanco con los colores de BMW Motorsport se alzó, uno tras otro, con un triunfo en una carrera, un trofeo y un título: en 1987 el piloto italiano Roberto Ravaglia ganó el Campeonato del Mundo de Turismos al volante de un BMW M3: el primer y hasta ahora único título mundial concedido en esta categoría.
En los cinco años siguientes, el M3 fue el líder indiscutible del panorama internacional de los turismos, al acaparar diversos Campeonatos Europeos de Turismos, el Campeonato Alemán de Turismos (DTM) en dos ocasiones, así como una larga lista de pruebas y campeonatos internacionales y, de este modo, convertirse en el turismo de mayor éxito de todos los tiempos.
En los cinco años siguientes, el M3 fue el líder indiscutible del panorama internacional de los turismos, al acaparar diversos Campeonatos Europeos de Turismos, el Campeonato Alemán de Turismos (DTM) en dos ocasiones, así como una larga lista de pruebas y campeonatos internacionales y, de este modo, convertirse en el turismo de mayor éxito de todos los tiempos.